lunes, 4 de mayo de 2009

“Cuba no necesita limosnas”

Respuesta rápida: “Cuba no necesita limosnas”
Rubén Cortés

“Cuba no necesita limosnas”. Ha sido la expedita respuesta de Fidel Castro a la decisión de Barack Obama de poner fin a las restricciones a viajes de familiares y envíos de remesas por parte de un millón y medio de exiliados cubanos que, antes de esta medida, ya mandaban mil millones de dólares, que representan una de las tres principales fuentes de ingresos para la isla.
En su reflexión sobre el anuncio de la Casa Blanca, el líder cubano aplaude el gesto, pero aclara que “Cuba ha resistido y resistirá”, y “no extenderá jamás sus manos pidiendo limosna”.
Y muestra inmediatamente su carta mejor: “Del bloqueo, que es la más cruel de las medidas, no se dijo una palabra. Así se le llama piadosamente a lo que constituye una medida genocida. El daño no se mide sólo por sus efectos económicos. Constantemente cuesta vidas humanas y ocasiona sufrimientos dolorosos a nuestros ciudadanos”.
Pero el embargo -vigente desde que lo impuso el presidente John F. Kennedy en febrero de 1962, en respuesta a la alineación política y económica de Cuba con la entonces Unión Soviética— es imposible de eliminar porque depende de una votación en el Congreso, para la cual no hay ni existirán las condiciones más elementales.
Entonces seguirá siendo el dedo en el renglón del sistema cubano en su contencioso con Estados Unidos, aún cuando el propio Fidel Castro asegura que “no necesitamos tampoco la confrontación para existir, como piensan algunos tontos”.
De modo que si Obama esperaba moneda de cambio, ya Fidel Castro se la dio hace una semana: dialogar sobre narcotráfico, emigración ilegal y lucha contra el terrorismo.
Cuba pensará siempre que no debe nada más a cambio porque es víctima del bloqueo y porque está en su derecho absoluto de implementar en sus mil kilómetros cuadrados de extensión y con sus casi 12 millones de habitantes un sistema de gobierno particular, basado en el liderazgo de un solo partido político.
Estados Unidos puede permitir que vayan a la isla, sin condiciones, un millón y medio de cubanos que vive en ese país y que, además, actualicen las arcas del gobierno cubano; sin embargo, éste considera correcto obligar a esos visitantes a exigirles un riguroso permiso de viaje, así como, decidir si sus casi 12 millones de gobernados pueden salir y entrar.
De modo que, luego de toda esta alharaca por las medidas de Obama a favor de la isla, el presidente estadounidense se verá obligado a hacer lo mismo que todos sus antecesores: meter el tema cubano en el congelador en espera de unos tiempos mejores para sacarlo de ahí… Unos “tiempos mejores” que sólo verán los hijos de los hijos de los hijos de los cubanos actuales.
Por ahora, las posibilidades se centran en algo que lo dice mejor una canción de Serrat:
En propiciar un ambiente de franca distensión
que les permita hallar un marco previo
que garantice unas premisas mínimas
que faciliten crear los resortes
que impulsen un punto de partida sólido y capaz
donde establecer las bases de un tratado de amistad
que contribuya a poner los cimientos
de una plataforma donde edificar
un hermoso futuro de amor y paz.
Sí, chico: hablar, echar una trova, soltar un teque, armar un mitin, meter una muela, dar palique, darle a la lengua, conversar, hacer conferencias, propiciar encuentros.
Al fin que eso gusta cantidá. Y no cuesta ná.
Foto de Rubén Cortés por Ernesto Lozano
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