lunes, 4 de mayo de 2009

Una sardinita pa’l tiburón

Una sardinita pa’l tiburón
Rubén Cortés

Las reflexiones que escribe Fidel Castro son buenas porque el líder comunista es absolutamente sincero y adelanta en ellas sus decisiones como, por ejemplo, la respuesta que dará a la orden del presidente Barak Obama de poner fin a las restricciones a viajes de familiares y envíos de remesas por parte de un millón y medió de exiliados cubanos.
Adelantándose al decreto de la Casa Blanca de este lunes, Fidel Castro escribió hace una semana lo que será su moneda de cambio al gesto de Obama: “No tememos dialogar con Estados Unidos. No necesitamos tampoco la confrontación para existir, como piensan algunos tontos”.
“Dialogar”, eso: una oferta de pláticas francos, sin prejuicios ni presiones, honesto, verdaderas, cordiales, naturales, honradas, limpias, veraces, serias, abiertas, claras….De hecho, hasta adelantó los temas:
–Narcotráfico
–Emigración ilegal
–Lucha contra el terrorismo
Fidel Castro dará sólo eso porque, por encima de todo, no considera que debe dar nada de lo que espera casi todo el mundo en reciprocidad a la flexibilidad de Estados Unidos: libertades individuales, de mercado, de circulación de personas y de mercancías.
El secretario del Partido Comunista Cubano no cree que en Estados Unidos esté viviendo un millón y medio de cubanos porque escapó del sistema comunista que él les impuso hace medio siglo, sino porque fue Estados Unidos quien los alentó a irse. Así que la culpa es de ellos y de Estadios Unidos.
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De por Fidel Castro no queda, pues se los advirtió en la muy temprana fecha del 27 de marzo de 1960:
“Es muy serio no poder disfrutar nunca más de este pueblo, de esta compañía, de las bellezas de nuestra patria, de nuestras playas, de nuestros campos, de nuestra música; pero sobre todo, de este despertar, de esta alegría de vivir este minuto singular de nuestra historia; ya es de verdad bastante castigo haber renunciado a eso para siempre”.
Fidel Castro está convencido de que los cubanos, aunque no hubiesen nacido todavía, resolvieron el primero de enero de 1959 regirse para toda la vida por un sistema de gobierno de ordeno y mando. De manera que los individuos y los países que estén en contra de ello son, los primeros, gusanos; y los segundos, intervencionistas.
Así que la retórica oficialista cubana continuará como si no hubiese pasado nada, pues guarda su mejor carta: el embargo que impuso Washington a La Habana hace 45 años, el cual –Fidel Castro lo sabe– es imposible de desmantelar porque no depende de una orden presidencial, sino del Congreso.
De todos modos, lo cierto es que Obama no levantó las restricciones con una perspectiva unilateral y ha colocado a la isla en la necesidad de responderle con una actitud que también contribuya a la distensión bilateral.
Pero el gesto cubano ya fue adelantado por Fidel Castro hace una semana: dialogar sobre narcotráfico, emigración ilegal y lucha contra el terrorismo.
Una sardinita pa´l tiburón.
Foto de Rubén Cortés por Ernesto Lozano

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