Será a la manera de Fidel Castro
Rubén Cortés
Uno de los problemas con los que ha tenido que lidiar Fidel Castro, a lo largo de su extensa vida, es que siempre ha estado tan adelantado a sus compañeros de luchas, tanto en el pensamiento como en la acción, que por lo general se ha visto obligado a tomar decisiones en solitario.
Ahora ha debido abandonar el hospital para dirigir las aceleradas negociaciones bilaterales a las que está forzando a Cuba la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, desde donde es inminente que proceda un gesto unilateral que elimine todas las restricciones a los viajes de un millón y medio de cubanoamericanos y a las remesas que pueden enviar a la isla.
Es notorio que Fidel Castro se puso al mando para mover las piezas de un ajedrez para el que evidentemente no se encuentran bien preparados algunos revolucionarios de la primera hora, como lo demuestran unas declaraciones de Armando Hart, un personaje histórico del sistema cubano.
“Si (Obama) cumple su promesa (de aliviar el embargo), nacerá una nueva etapa en el combate ideológico entre la revolución cubana y el imperialismo. En ella (…) será necesario el diseño de una nueva concepción teórica y propagandística acerca de nuestras ideas y su origen”, considero Hart, quien fue durante muchos años ministro de Cultura.
Y añadió: ”Una amplia migración con distintos objetivos puede venírsenos encima y para ello debemos prepararnos culturalmente”.
Sin embargo, uno de los preceptos de Fidel Castro como político es justamente evitar que el adversario sepa cómo está pensando él. De manera que el lunes se adelantó a los acontecimientos dejando claro que no le inquieta un posible fin de las tensiones con Washington.
“No tememos dialogar con Estados Unidos. No necesitamos tampoco la confrontación para existir, como piensan algunos tontos. Existimos precisamente porque creemos en nuestras ideas y nunca hemos temido dialogar con el adversario”.
Lo más seguro es que Hart tenga razón, pues se trata del teórico más lúcido entre los dirigentes de la revolución cubana y posee un punto de observación privilegiado para estar consciente de que, a pesar de 50 años de adoctrinamiento comunista férreo, existen en la sociedad cubana profundas grietas ideológicas.
Diversos estudios calculan que el primer año del levantamiento de la prohibición podría viajar a Cuba un millón de turistas norteamericanos, y hasta tres millones anuales en los años siguientes.
Es por eso que Hart admite que ”una amplia migración con distintos objetivos puede venírsenos encima”.
Fidel Castro también lo debe de saber, pero es más luchador que teórico. Y allí donde esté, él estará para ganar. De manera que ya está ideando la forma de no perder y, por lo pronto, se adelantó a sus adversarios al plantear un posible temario para las futuras conversaciones:
-Colaboración en la lucha contra el narcotráfico
-Cooperación en materia de emigración ilegal
-Lucha contra el terrorismo
Quiere decir que si la aproximación Cuba-estados Unidos va a ser indetenible, pues entonces las cosas de harán a su modo.
O sea, el mismo Fidel Castro de siempre.
Foto de Rubén Cortés por Ernesto Lozano
Rubén Cortés
Uno de los problemas con los que ha tenido que lidiar Fidel Castro, a lo largo de su extensa vida, es que siempre ha estado tan adelantado a sus compañeros de luchas, tanto en el pensamiento como en la acción, que por lo general se ha visto obligado a tomar decisiones en solitario.
Ahora ha debido abandonar el hospital para dirigir las aceleradas negociaciones bilaterales a las que está forzando a Cuba la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca, desde donde es inminente que proceda un gesto unilateral que elimine todas las restricciones a los viajes de un millón y medio de cubanoamericanos y a las remesas que pueden enviar a la isla.
Es notorio que Fidel Castro se puso al mando para mover las piezas de un ajedrez para el que evidentemente no se encuentran bien preparados algunos revolucionarios de la primera hora, como lo demuestran unas declaraciones de Armando Hart, un personaje histórico del sistema cubano.
“Si (Obama) cumple su promesa (de aliviar el embargo), nacerá una nueva etapa en el combate ideológico entre la revolución cubana y el imperialismo. En ella (…) será necesario el diseño de una nueva concepción teórica y propagandística acerca de nuestras ideas y su origen”, considero Hart, quien fue durante muchos años ministro de Cultura.
Y añadió: ”Una amplia migración con distintos objetivos puede venírsenos encima y para ello debemos prepararnos culturalmente”.
Sin embargo, uno de los preceptos de Fidel Castro como político es justamente evitar que el adversario sepa cómo está pensando él. De manera que el lunes se adelantó a los acontecimientos dejando claro que no le inquieta un posible fin de las tensiones con Washington.
“No tememos dialogar con Estados Unidos. No necesitamos tampoco la confrontación para existir, como piensan algunos tontos. Existimos precisamente porque creemos en nuestras ideas y nunca hemos temido dialogar con el adversario”.
Lo más seguro es que Hart tenga razón, pues se trata del teórico más lúcido entre los dirigentes de la revolución cubana y posee un punto de observación privilegiado para estar consciente de que, a pesar de 50 años de adoctrinamiento comunista férreo, existen en la sociedad cubana profundas grietas ideológicas.
Diversos estudios calculan que el primer año del levantamiento de la prohibición podría viajar a Cuba un millón de turistas norteamericanos, y hasta tres millones anuales en los años siguientes.
Es por eso que Hart admite que ”una amplia migración con distintos objetivos puede venírsenos encima”.
Fidel Castro también lo debe de saber, pero es más luchador que teórico. Y allí donde esté, él estará para ganar. De manera que ya está ideando la forma de no perder y, por lo pronto, se adelantó a sus adversarios al plantear un posible temario para las futuras conversaciones:
-Colaboración en la lucha contra el narcotráfico
-Cooperación en materia de emigración ilegal
-Lucha contra el terrorismo
Quiere decir que si la aproximación Cuba-estados Unidos va a ser indetenible, pues entonces las cosas de harán a su modo.
O sea, el mismo Fidel Castro de siempre.
Foto de Rubén Cortés por Ernesto Lozano
No hay comentarios:
Publicar un comentario